lunes, julio 10, 2006

Practicar objetividad

Si nuestra mente no está acostumbrada a ver las cosas de una manera objetiva, es decir, de una manera real, sin adjetivos, ni juicios, ni prejuicios, ni supersticiones, ni fantasías, ni con falsas suposiciones, entonces no vamos a ver la realidad, sino una imagen muy distorsionada de la realidad

Realizar desarrollos tecnológicos es un gran ejercicio de estudio, observación y reflexión para determinar cuáles variables intervienen en el diseño de nuestros servicios, productos y procesos, a modo de encontrar nuevas combinaciones y fundamentar innovaciones.


Pero si nuestra mente no está acostumbrada a ver las cosas de una manera objetiva, es decir, de una manera real, sin adjetivos, ni juicios, ni prejuicios, ni supersticiones, ni fantasías, ni con falsas suposiciones, entonces no vamos a ver la realidad, sino una imagen muy distorsionada de la realidad.


Lo que pasa que la mente ve lo que sabe o lo que cree saber y tiene dificultades para ver las cosas como son.


Por ejemplo, si yo tengo la idea de que una medida puede variar en un milímetro de forma normal sin que pase nada, entonces cuando esa medida varía medio milímetro voy a pensar que la medida es correcta y que por ahí no hay problemas. Pero la realidad es que existe una variación de medio milímetro y bien pudiera ser que esa variación ahora ya es inaceptable, pero como siempre he pensado que se vale que exista una variación dentro de un milímetro, pues todo lo veo normal y dejo de ver una posible anormalidad.


Si nosotros como supervisores de un restaurante pensamos que es normal que el servicio de un platillo se lleve 20 minutos, no vamos a aceptar ni vamos a entender cuando algunos clientes nos reclaman que somos muy tardados. No somos objetivos, porque no medimos cuánto nos deberíamos tardar si fuéramos tan eficientes como los mejores restaurantes del mundo en ese tipo de restaurantes, y no somos objetivos porque no observamos, ni estudiamos nuestros eslabones más tardados.


La otra vez le reclamé a un taquero cerca de Allende que había muchas moscas en su changarrito; me dijo que eso era normal y demostraba lo sabroso de su comida. El taquero ya había perdido la objetividad y ya no era capaz de ver la mugre ni las moscas.


Es muy común perder la objetividad al juzgar lo nuestro, lo que hacemos o lo que hacen nuestros familiares.


Se necesita mucha disciplina mental para ver con objetividad. La gente ve lo que quiere ver y solamente quiere ver lo que le dicen sus creencias. Unas personas ven unas manchas en una pared y como quieren ver un milagro, ven una virgen y para pronto todo el vecindario se le pone a rezar a la mancha de la pared.


El ejército alemán, en un tiempo, tenía un ordenamiento que consistía en que estaba prohibido quejarse de algún abuso de un compañero o de un superior durante las primeras 48 horas de acontecida la falta.¿Por qué? Pues porque el coraje, el resentimiento y el agravio nos pueden nublar lo que vemos. Al esperar 48 horas, ya fríos y calmados, podemos ver el tamaño real del abuso. En estado encabritado nos impide ser objetivos.


Muchos empresarios creen que los mexicanos no estamos hechos para realizar desarrollos tecnológicos y científicos. Al tener dicha creencia, no pueden pueden pensar que tecnólogos y científicos mexicanos nos pudieran ayudar a encontrar nuevos atributos a productos, procesos y servicios para competir internacionalmente.


Por no ser objetivos, muchas veces no podemos hacer un diagnóstico real de nuestra situación competitiva, andamos pensando en excusas y no en datos sólidos. Me dicen: "No se vale compararme con competidores internacionales, ellos tienen más dinero y son más grandes". No comprenden que muchos competidores son más grandes porque han podido vivir en un mundo real, objetivo, con datos sólidos.


Por eso, nuestro sistema educativo es malo, porque no hemos querido medir y comparar internacionalmente nuestra calidad educativa a nivel de cada alumno, cada clase y cada escuela. Le tenemos miedo a saber la realidad, por lo tanto preferimos imaginarnos cosas y excusas.